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    Proteínas alternativas, ¿la dieta del futuro?

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    ¿Cómo será nuestra dieta en el futuro? ¿Cómo abastecer de forma sostenible y con alimentos nutritivos a una población mundial en constante crecimiento? En un estudio solicitado por el Parlamento Europeo, los investigadores han estudiado la sostenibilidad de las algas, los insectos, las proteínas producidas por fermentación y la carne cultivada, analizando las necesidades energéticas asociadas y evaluando su potencial económico y social. Aquí le resumimos los resultados.

    Descargo de responsabilidad: base científica

    La información recogida en este artículo procede del estudio “Alternative protein sources for food and feed”, solicitado por el Parlamento Europeo. Este estudio de abril de 2024 expone el estado actual de la investigación sobre las proteínas alternativas y examina las perspectivas de futuro de las algas, los insectos, la fermentación microbiana y la carne cultivada como futuras fuentes proteínicas. Dicho estudio ha sido redactado por Elta Smith, Julien Etienne y Francesco Montanari. Su investigación se basa en bibliografía actual y bien fundamentada, en base a la cual han sido realizados pronósticos.

    Puede consultar el estudio detallado aquí (en inglés).  

    En el mundo, el 57 por ciento de las proteínas alimentarias y, por tanto, la mayoría, proceden de las plantas, seguidas de las fuentes animales. Estas representan un total del 43 por ciento, de las cuales el 18 por ciento procede de la carne, el 10 por ciento de los productos lácteos, el 6 por ciento del marisco y el 9 por ciento restante de otros productos animales. En Europa es diferente. Aquí, la mayoría de las proteínas alimentarias proceden de productos animales, entre el 55 y el 60 por ciento para ser más exactos. Aproximadamente el 35 por ciento procede de vegetales. Esta proporción de proteínas tiene un impacto medioambiental significativo porque la ganadería está asociada a emisiones considerables que podrían eliminarse si como base de la alimentación se utilizaran más fuentes alternativas de proteínas en lugar de proteínas animales; y no solo en Europa, sino en todo el mundo. En 2020, solo el dos por ciento aproximadamente de las proteínas consumidas procedían de productos alternativos. Aunque comparativamente se desconoce la cuota exacta de algas, insectos, productos fermentados microbiológicamente y carne cultivada, se estima que se trata únicamente de una pequeña fracción. La cuestión es cómo ampliar este potencial en Europa. 

    Las fuentes alternativas de proteína a prueba

    Hasta que los alimentos llegan al plato es necesario que realicen un viaje altamente costoso en términos de energía. Esto no solo se aplica a la carne, sino que también plantea un reto para las proteínas alternativas. Y debemos disipar de inmediato la ilusión de que “alternativo” es equiparable a “sostenible”. En algunos casos, el consumo de energía puede ser incluso superior al de las fuentes convencionales, porque los métodos de producción o las fases de procesamiento así lo requieran. Esto dependerá, por ejemplo, del método de producción utilizado, de las condiciones locales reinantes o del uso o no de tecnologías de bajo consumo. Y es precisamente en este último punto donde el Grupo Krones entra en escena. El fermentador de Steinecker, por ejemplo, ya mejora la eficiencia energética de la fermentación de biomasa en comparación con los fermentadores con agitador. Dependiendo del proceso, en lugar de un agitador, podrá utilizarse una unidad de recirculación que consuma relativamente menos energía. Además, al adoptar una visión holística del sistema y utilizar tecnologías innovadoras, es posible aprovechar mejor los flujos de energía y calor, ahorrando así materias primas primarias. 

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    Con el fermentador de Steinecker es posible extraer proteínas de microalgas, hongos u otros microorganismos.

    Además del consumo de energía, existen otros factores que influyen en la valoración sostenible de las proteínas alternativas, como es el caso por ejemplo de la cadena de suministro. Centrémonos antes en la ganadería convencional: se requieren grandes cantidades de pienso para alimentar el ganado y, naturalmente, ese pienso también hay que cultivarlo. Muchos bosques, especialmente en Sudamérica, están siendo talados para este fin, provocando el surgimiento de una agricultura centrada en el monocultivo. Pero ni siquiera las proteínas alternativas pueden prescindir de materias primas suplementarias. También se necesitan materias primas adicionales para obtener la solución nutritiva, para la cría de insectos o la carne cultivada o para la fermentación microbiana. Y para producirlos se necesitan tierras agrícolas. Sin embargo, en comparación con las proteínas convencionales, el empleo de la tierra para el proceso de producción de proteínas alternativas suele ser menor. Los alimentos a base de insectos, por ejemplo, podrían requerir hasta un 92 por ciento menos de tierra que la carne de vacuno o de ave.

    Extrapolando esto a la emisión global de gases de efecto invernadero, es evidente que estas emisiones pueden reducirse si modificamos nuestra dieta. Algunas estimaciones sugieren que la producción de carne cultivada, si tenemos en cuenta las emisiones pertinentes, podría reducir la huella de gases de efecto invernadero significativamente (en más de un 75 por ciento) si comparamos con la carne de vacuno.

    ¿Aperitivo de insectos? ¡Sí, por favor!

    Además de su potencial para conservar recursos, una ventaja frecuentemente mencionada de las fuentes alternativas de proteínas es su buen perfil nutricional. Por su alto contenido en nutrientes, parecen una opción saludable para la alimentación futura. No obstante, a pesar de su alto contenido en proteínas y vitaminas, muchas personas de culturas europeas parecen tener dificultades para consumir insectos, como lo evidencia el debate actual sobre la autorización de gusanos, grillos y saltamontes como alimento. Sin embargo, los insectos son un ingrediente tradicional en la cultura alimentaria de algunas regiones de Asia. Por tanto, la aceptación o no de los insectos como fuente de proteínas es más bien una cuestión cultural. 

    Una fuente alternativa de proteínas que también lleva algún tiempo en el menú europeo son las algas, que se utilizan como láminas de nori en la preparación del sushi, por ejemplo. Las microalgas, como la espirulina, también se utilizan ampliamente como complemento alimenticio en smoothies verdes, por ejemplo. Tienen un alto contenido en calcio, por lo que también podrían utilizarse en el futuro como fuente natural de calcio en las bebidas lácteas. Las micoproteínas obtenidas de hongos y producidas por fermentación también tienen muchas ventajas: son ricas en fibra y favorecen la flora intestinal.

    Es evidente que las proteínas alternativas ofrecen algunas oportunidades para la nutrición del futuro, pero ¿cómo integrarlas en la alimentación? Esta es precisamente la pregunta que se plantean los expertos y expertas de los tres centros de desarrollo de productos del Grupo Krones. En estos centros es posible probar varias fórmulas a pequeña escala para averiguar cómo se comporta el producto en el sistema y cómo afecta al sabor.

    Investigación y desarrollo

    Los puntos fuertes de las proteínas alternativas son evidentes. Por eso ya ha aumentado en la UE la inversión en investigación y desarrollo de fuentes alternativas de proteínas. Además de con fines de investigación, también se utilizan para su comercialización en la agricultura celular, que también incluye la fermentación microbiana y la carne cultivada. Otro proyecto de la Comisión Europea es la Iniciativa de la UE sobre las algas, cuyo objetivo es aumentar la producción y el uso sostenibles de las algas en Europa. El fomento de la industria europea de las algas pretende crear nuevos puestos de trabajo, promover la biodiversidad marina y proporcionar una fuente de ingresos sostenible a los habitantes de los litorales.

    Krones trabaja además en varios proyectos para el procesamiento de proteínas alternativas:

    Con sus tecnologías y soluciones, Krones desempeña un papel decisivo en el desarrollo e implementación de dichas tecnologías innovadoras, contribuyendo así activamente a solucionar problemas nutricionales globales.

    • Fermentación de precisión y fermentación de biomasa: Krones emplea su experiencia en tecnología cervecera para desarrollar soluciones innovadoras en la producción de proteínas alternativas. Un ejemplo es la fermentación de precisión y la fermentación de biomasa en el fermentador de Steinecker, el cual permite obtener proteínas de alta calidad a partir de microalgas, hongos u otros microorganismos.
    • Cooperaciones: Krones coopera con la start-up suiza Food Brewer en la producción de alimentos e ingredientes alimentarios a partir de cultivos celulares mediante fermentación.
    • Escalado y eficiencia: Krones ayuda a los fabricantes de alimentos a escalar su producción y a diseñar económicamente todo el sistema.

    Aunque el estudio se centra exclusivamente en la UE, una cosa es cierta: el mundo entero se enfrenta a grandes retos y oportunidades en términos de producción y procesamiento de proteínas. La integración de proteínas alternativas como algas, insectos, productos de fermentación microbiana y carne cultivada puede contribuir de forma relevante a la seguridad alimentaria y a la conservación de los recursos. A través de inversiones encaminadas a la investigación y al desarrollo y a través del apoyo político necesario será posible desarrollar todavía más las fuentes alternativas de proteínas mencionadas y aumentar así su aceptación. Esto no solo podría contribuir a alcanzar los objetivos de la UE sobre un suministro de proteínas más sostenible y resiliente, sino también a potenciar la seguridad alimentaria mundial. 

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